miércoles, 22 de agosto de 2018

Todo lo que debes saber sobre el nuevo modelo educativo 2018







¡Hola mamás! Les cuento que esta semana leyendo diferentes periódicos trate de informarme sobre el nuevo modelo educativo, cómo nos afecta a nosotras, a nuestros niños, y la verdad es que no me quedó muy claro, me confundí entre tantas cifras y datos, por eso investigué más y les preparé un resumen con las claves del modelo educativo, por si quedaron como yo. 

Este ciclo escolar 2018-2019 entró en vigor por primera vez el nuevo modelo educativo, el cual se está aplicando a millones de alumnos y maestros de preescolar, primaria y secundaria, en toda la República Mexicana, tanto en escuelas públicas como privadas. 

La idea principal es que nuestros hijos comprendan en lugar de que memoricen

El nuevo modelo educativo reorganiza los principales componentes del sistema educativo con la finalidad de que los alumnos obtengan una educación de calidad, sobre todo se busca que los alumnos comprendan y apliquen los conceptos que aprenden en la escuela. A diferencia de el modelo anterior que nos tocó a nosotras, que como recordarán consistía más en memorizar conceptos en lugar de comprenderlos.




Los cambios también incluyen una mejor selección de contenidos para que los alumnos aprendan lo que actualmente es importante y estén preparados para el siglo XXI. La idea es que las escuelas dejen de ser tan rígidas y que exploren diferentes formas innovadoras de enseñarles a nuestros niños, adaptando su currículo a necesidades especificas.

Todo esto en beneficio de nuestros hijos, ya que se espera que con este modelo los niños también desarrollen sus habilidades socioemocionales, y además cada comunidad escolar pueda personalizar sus intereses y necesidades.

Los maestros también van a estar mejor capacitados

Algo fundamental para en verdad mejorar el nivel educativo, ya que la SEP pretende capacitar a los maestros constantemente para que actúen de manera profesional y apliquen los conocimientos en el aula de manera más creativa, de acuerdo con un contexto especifico.




Esto va a ayudar a transformar las prácticas pedagógicas, para que el estudiante tenga un papel más activo en la construcción de su propio conocimiento y aprendizaje, dejando atrás el sistema arcaico que la mayoría tuvimos y que en los últimos años ha demostrado no ser muy efectivo.

De esta forma se pretende que tanto las autoridades educativas, los padres de familia, los sindicatos, los gobiernos estatales y la sociedad civil, entre otros, estén en el mismo canal y trabajen juntos por la educación de los niños y los adolescentes, y por lo tanto construyamos juntos un país con niños y jóvenes más informados y preparados. 

Diferentes calendarios a los cuales nos podemos adaptar

Otro cambio innovador que tiene este modelo educativo es que hay diferentes calendarios escolares que se van a aplicar a los alumnos de la educación básica de escuelas públicas y particulares incorporadas a la SEP, uno es de 185 días y el otro es de 195 días, ambos comenzaron este 20 de agosto, el primero concluye el 24 de junio y el segundo el 8 de julio 2019.

Esto me parece una gran idea, ya que podemos investigar cuál es el calendario de las escuelas de nuestros hijos, para poder organizarnos mejor con nuestras actividades.

Si quieren saber más sobre el Nuevo Modelo Educativo de la SEP les recomiendo que visiten el sitio oficial y nos compartan  su opinión y datos relevantes para estar mejor informadas de lo que sucede con nuestros niños en las escuelas.

sábado, 7 de febrero de 2015

Relatos de una inadaptada. 1 / "Cuando no eres esa mujer de la que la gente se enamora".

La mayoría de las cosas que hago no tienen lógica alguna.
Y eso que debería estar haciendo, por mera obligación o sentido común, nunca lo hago.
Quién sabe, mi percepción de las "cosas importantes" es un poco diferente, creo.
Muchos hablan sobre la actitud que hay que tomar en la vida, sobre como hay que luchar por lo que quieres y que a veces, para lograr eso que quieres, tienes que pasar por cosas que no te agradan del todo, como trabajar para alguien que no te cae tan bien, hacer trabajos que no te motivan del todo, sacrificar horas de sueño o diversión por entregar algo a tiempo...
Yo simplemente no le veo el sentido a todo eso.
De todas esas personas que hablan sobre no disfrutar de cada segundo de vida que se les ha obsequiado, yo me pregunto cuantas realmente se ponen a pensar en la proporcionalidad de sus vidas.
Solamente vivimos un promedio de 90 años (suponiendo que un camión no decida arrollarnos o que podamos salvarnos de un asalto en un callejón o de una esposa neurótica, suponiendo que vivamos saludables y con mucho sexo) En estos años dormimos un aproximado de 40, sí, años.
Dentro de esos 50 que sobran, aproximadamente 30, los gastamos en aprender y perfeccionar una profesión (excepto si estudiaste medicina, si estudiaste medicina olvídalo, tu vida se irá en estudiar y salvar más vidas claro.) Solo tienes cerca de 20 años para distribuir entre amigos, viajes, noches admirando las estrellas, amaneceres, besos, abrazos, picnics y canciones de piano.
Ahora compara esos 20 años con la infinidad del tiempo.
Es nada.
Nuestra vida no es nada más que un parpadeo, un efímero instante que se nos escapa, un segundo especifico en el que lloramos, reímos, amamos, sufrimos, leemos, nos caemos, nos levantamos, comemos nutella, leemos el principito, vemos Chabelo, besamos, admiramos, creamos, nos enojamos y mil cosas más.
¿No es entonces la vida demasiado corta como para no disfrutar cada segundo?
Si algo no nos gusta ¿por qué habríamos de hacerlo?
Si algo no nos parece ¿por qué no habríamos de cambiarlo?
Si algo no nos motiva ¿por qué habríamos de quedarnos estancados en eso?
Si alguien no nos ayuda, nos ama o nos enseña ¿por qué habríamos de quedarnos con ese alguien?
¿Sólo porque TIENES que hacerlo?
No me parece suficiente.
Al yo decir que disfrutemos de cada segundo, no me refiero a que tenemos que estar riendo, gozando y viviendo en un estado de éxtasis constante, si no a que hay que disfrutar de cada cosa. Hay que disfrutar de las lágrimas, de la soledad, la decepción; de la tristeza, el desamor y el hecho de que se haya acabado tu bote de nutella. Hay que disfrutar de todo pero siempre sabiendo en el fondo que eres congruente con tus valores y tus ideas. Que si no te gusta una persona que es hipócrita, no vas a estar trabajando para ella. Que si no te gusta el hecho de engañen y roben a la gente, no vas a estar trabajando para el PRI.
Tienes que estar seguro de que si te gusta hacer nada, estás haciendo todo lo congruentemente posible para lograr ese "nada".
La vida de por si es difícil, por qué no invertir nuestro tiempo en cosas que hagamos porque QUEREMOS hacerlas.


"Cuando no eres esa mujer de la que la gente se enamora".
Nunca he experimentado lo que se siente cuando una persona te confiesa su amor eterno. No es que nunca me haya enamorado. Es más, me he enamorado hasta la última fibra de mi ser. Pero nunca nadie se ha enamorado de mí. Nunca me ha pasado que alguien haya hecho algo tan romántico para mí, que haga que tiemble.
Probablemente sea esa mujer que respetas, esa con la que te ríes a más no poder o esa mujer a la que admiras. O la mujer que te gustaría encontrar en casa cuando llegues del trabajo. Soy esa mujer que te obliga a cuestionar perspectivas con las que has estado viviendo por años. La mujer a la que miras y te preguntas: ‘¿Cómo hace eso?’ La mujer que buscas cuando necesitas fuerza, paz, un rato de risas y apoyo.
Soy complicada. No puedes simplemente tomar mi amor y empaparte de el. No, también tú tendrás que ceder, y eso te costará. Puede que decidas marcharte de mi lado porque encontraste a una chica que te satisface en vez de una mujer que te haga pensar, o porque simplemente resulté algo diferente a lo que esperabas.
No soy la mujer de la que te enamoras. No soy la chica con la que quieres pasar horas simplemente mirándola. Esa chica que es tan delicada, que te dan ganas de pelear contra el mundo por ella. No. Soy fuerte, testaruda y peleona. No voy caminar detrás de ti, voy a caminar contigo. Voy a empujarte tanto -o más- de lo que me empujo a mí misma.
No soy esa mujer a la que tienes que proteger, porque no soy tan frágil como para romperme y puedo cuidarme sola. Estoy endurecida. Tengo cicatrices de batalla que quizás se parezcan a las tuyas. Y no me avergüenzo de ellas. Son mías y son parte de mi historia.
No soy la mujer de la que te enamoras, soy esa mujer a la que aprendes a amar. Y me siento bien con eso, porque sé que, el día que alguien me diga que está enamorado de mí, será real. Será un amor por el que valga la pena luchar.
Y eso es lo que todos merecemos.

lunes, 25 de agosto de 2014

Eres alguien para admirar.

Él se quedo callado.
–¿No me quieres? –Pregunté de nuevo.
–Mucho más que eso –Respondió.
El silencio que lleno los momentos siguientes me hizo comprender todo. Él y yo habíamos nacido para querernos, pero no para estar juntos. Él era un cobarde y yo un desastre.
Di la vuelta y comencé a caminar a casa. Mientras el eco de mis pasos me recordaba lo sola que estaba sonreí cínicamente. Todo esto había sido una burla.
–¿Ween? –me llamó.
No me giré ¿cuál era el propósito de que lo mirara de nuevo?
–¡Ween! –Gritó –¡Espera!
Mi sonrisa se acentuó, él no lograba comprenderlo pero yo sí. No tenía ningún caso esperar, jamás podríamos alcanzarnos.
Nuestro tiempo juntos no había sido nada más que una fantasía, una realidad alterna de la que solo fuimos testigos él y yo. Todo esto y lo que fue en realidad nunca existió, fue una ilusión creada únicamente en nuestros ojos, en nuestros corazones. Él y yo nunca fuimos reales.
–¡Ween! ¡Es que no lo entiendes! –corrió detrás de mí.
Sus brazos me sujetaron por la cintura y su calor se apoderó de mi ser. Podía sentir su respiración en mi nuca, podía sentir sus lágrimas cayendo en mi espalda.
–No quiero que te vayas, ¿por qué es tan jodidamente difícil? –susurró.
–Dal, no lo hagas más difícil, tú y yo sabíamos que esto iba a pasar. Sabes el tipo de niña que soy, sabías que jamás iba poder estar contigo...
–¡Al diablo con eso! –Gritó –No puedo dejar que te vayas así. Yo te a...
–¡Dal! –lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas –¡Dejemos de fingir! ¡Yo no pertenezco a tu mundo! No soy del tipo que puedes presumir a tus amigos, no soy del tipo de niña del que dicen "mira que linda" o "mira que bonita" y definitivamente no soy del tipo que aguantaría vivir entre tantas reglas y limitaciones. No soy del tipo de niña para ti, fue un error el habernos conocido. Tú mereces a alguien que...
–Tú no eres del tipo de niña que le presentaría a mis padres –alzó la voz y me giró para mirarme a los ojos.
Ese comentario de alguna manera me había herido, aunque lo que más me había molestado era la verdad que contenía en sus palabras.
No supe que contestar. Él tenía razón.
Me moví tratando de soltar su agarre, sólo me abrazó con mayor fuerza.
–Es cierto –susurró en mi oído –tú no eres del tipo de niña que le presentaría a mis papás, del que llevaría a un baile o del que esperaría que todo mundo comente lo hermosa que es. No eres alguien para presumir Ween.
–¿Eres idiota o algo así? –pregunté ofendida y dolida.
Rió.
–Tu eres del tipo de niña con quien mirar a las estrellas se convierte en algo infinito, eres del tipo que trasforma el comer sandwiches en medio de la nada en algo asombroso, eres más, mucho más que pose y engaños. Tú eres autenticidad, realidad y libertad en todo su esplendor. Eres algo tan único y especial que el hecho de presumir tu existencia sería una ofensa. Eres del tipo que se guarda con recelo. Eres arte, eres detalle y profundidad. Eres algo tan exquisito que no cualquiera puede apreciarte y no sabes con cuanto regocijo me reconozco el que yo te pueda amar. Ween, tú no eres alguien para presumir, eres alguien para admirar.


By: Fanny chan

Lo esencial es invisible a los ojos.

Luz de Luna

Yo sabía que no tenía que escuchar esa canción. Yo sabía lo que iba a pasar y sabía a qué, o mejor dicho, a quién me iba a recordar.
¿Serviría de algo seguir anteponiendo el orgullo y recordarme a mi misma lo patética que era? ¿Serviría de algo tratar de reprimirme de nuevo?
Ya no importaba, lo nuestro había terminado sin ni siquiera empezar. Aún así, no podía dejar de escuchar esa canción.
¡Joder que soy romántica! La idea de la luz de la luna llena reflejada en el lago, un paseo con música y un corazón melancólico me enloquece.
Y así fue pues, como decidí salir a dar un paseo. Un solitario paseo nocturno.
No me había equivocado, la noche se antojaba deliciosamente romántica. El mismo viento susurraba y el silencio lo acompañaba. Había sido un gran día y terminaría como uno.
En ese momento no existía nada más. La eternidad y el infinito eran palpables.
Miré la luna por lo que pareció una eternidad. Se parecía tanto a mí.
Sonreí ante la ironía, cualquiera que me conociese diría que más bien soy cómo el sol, no sabían que yo en realidad, soy exactamente como la luna.
–Dicen que si miras tan fijamente la luna es porque estás recordando a un amor pasado. –Interrumpió una voz mi eternidad. –Soy Iván.
–Y es aquí en dónde me doy cuenta de que a Él le encanta burlarse de mí. –susurre disfrutando de la situación.
–Soy Fanny.
–¿No te da miedo andar sola a éstas horas de la noche? –preguntó sentándose a mi lado.
–Me daba, cuando estaba viva –Sonreí maliciosa.
–Buena esa. –Rió. –Pero alguien muerto no mira de esa manera a la luna. Debe haber otra razón para que hayas decidido salir.
–¿Debe de? No creo. –Respondí –Simplemente quise salir, la luna es hermosa.
–¿Y no te da miedo que te maten o algo así?
–Claro. Pero hay cosas peores que la muerte. –Respondí.
–¿Cómo qué?
–Como toparse conmigo.
Rió.
–Vaya, puedo ver porque estás aquí a ésta hora.
–¿Así? ¿Por qué?
–Porque definitivamente no eres normal.
Reí.
–Soy más normal que el término normal en sí. Soy total y patéticamente igual a los demás. –dije.
–El hecho de decir que eres normal te hace anormal de entrada. –Rió –El niño que tiene tu corazón es en extremo, suertudo.
–¿Estás coqueteando conmigo? Porque si estás coqueteando conmigo eres más estúpido de lo que pareces. No creo parecer de las niñas que caen con eso. –dije levantándome para irme a casa.
Comencé a caminar.
–Si te hubiera conocido antes, definitivamente habría coqueteado contigo pero no hoy. Hoy estoy aquí por la misma razón que tú. –dijo levantándose y siguiendo mi paso.
–¿Por la luna?
–Por lo que la luna representa. –dijo mirándola.
–¿Y eso es? –pregunté.
–¿Por que finges no saberlo? Ví como la mirabas. Sabes perfectamente a qué me refiero.
Me quedé callada.
–Representa demasiadas cosas –dije por fin, después de unos minutos. –Debes de ser más especifico.
–Representa el amor que anhelas, el que recuerdas y el que no puedes olvidar.
–Entre otras –dije tratando de ocultar mi disturbio interior. Joder que debí cambiarle tan pronto la canción comenzó.
–Representa tu verdadera persona ¿no?
–¿Eres Dios o algo así? –Pregunté tratando de sonar sarcástica. Él no podía estar más acertado.
Rió.
–En ese caso tú serías un ángel. –Respondió.
–Ya enserio. ¿Qué haces aquí? –pregunté.
Suspiró.
–Mi novia me dejó.
–Esa no es la razón por la que estoy aquí –casi grité.
–La luna. –dijo –la luna me la recuerda.
–Lo siento. –dije. –¿Te dejó hoy?
–Hace dos años.
–¿Es neta? –bufé –¿Dos años y sigues... –me callé. Con qué derecho le decía algo si yo estaba en las mismas.
–¿Qué? –preguntó al percatarse de mi repentino silencio.
–El tiempo siempre es relativo, ser romántico es una porquería y ser verdadero lo es más. –dije.
–Es totalmente cierto. Los románticos siempre salimos perdiendo, damos todo por la otra persona y nos jodemos al final.
–Sí, algo así como el personaje del libro que se sacrifica para que los protas estén juntos. Aquel que ama más que a sí mismo. Me caga ser romántica. –dije molesta.
–¿Eres del tipo? –preguntó.
–Soy romántica, NO cursi. Ser romántico no es el concepto que la mayoría maneja. No es flores, chocolates y películas tipo "The notebook". Ser romántico es ver la belleza, apreciarla y amarla por lo que es. Es ser verdadero, honesto y entregado. Es admiración y fascinación. Ser romántico es ser...
–Romántico. –me interrumpió.
Sonreí.
–Exactamente.
–Me entiendes bien, demasiado bien ¿Alguien se atrevió a dejarte?
Asentí.
–Fui botada cual kleenex.
Rió de nuevo.
–¿Hace cuanto?
–Dos años más o menos. Un poco más.
–¿Y aún lo quieres?
–Pues, como buena romántica, siempre lo querré. Si genuinamente quisiste a alguien no creo que ese alguien pueda ser "superado" u "olvidado". Siempre será dueño de una parte de mi corazón.
–Vaya que eres romántica. –Rió. –Pero te entiendo bien. ¿Y qué hacemos si ellos nos olvidan?
–Vivir. –Respondí. –Vivir conscientes de que nunca fuimos amados.
–¿Duele no? –preguntó.
Sonreí melancólicamente.
–Claro. Pero hay cosas peores.

–¿Qué soportar el dolor? ¿Cómo qué?
–Como estar acompañado y sentirse solo. Como anhelar en silencio la felicidad ajena, como 


Lo esencial es invisible a los ojos.

viernes, 9 de mayo de 2014

–Qué somos? –Cuestión de Tiempo

Hace no mucho tiempo (jajaja valga la redundancia al tema) un profesor –del que por cierto podría presumir tenía un crush– nos preguntó qué era eso a lo que nosotros llamábamos "Tiempo". Su pregunta, para ser muy honesta, no sólo me dejó desarmada y con una sensación de sin-sentido profunda sino que también despertó en mí una curiosidad y desesperada necesidad de responder y lograr definir qué es eso a lo que YO llamo tiempo.Cabe destacar que desde siempre yo he mantenido la idea de que este es un mundo subjetivo y que si bien existe una indiscutible y objetiva verdad, no todos la interpretaremos de la misma manera.En fin, el ser humano es un ser complejo que gusta de hacerse preguntas tan sencillas que inevitablemente resultan –y se antojan– complicadas. Es en su misma humanidad que logra encontrar eternidades en segundos  y realidades en ilusiones. Su mente, tan exquisitamente absurda plantea teorías sobre el qué, el cómo, el por qué y el para qué de todo lo que rodea su contexto y su “mundo” limitado e impulsado por su corta eternidad y su temor a el olvido. ¿Es entonces este mismo concepto de eternidad y temor una creación del hombre también?¿Es el tiempo un invento del hombre para excusar su mortalidad?Es realmente difícil poder responder categóricamente a la pregunta de qué es el tiempo. Todos los filósofos de todos los tiempos se la han planteado y ninguno a llegado a una conclusión realmente satisfactoria.
La mayoría de las definiciones no solo abarcan el miedo al olvido que tanto atormenta al hombre, si no que también el hecho de que nuestra mente sólo percibe la duración y por lo tanto “traduce” la categoría de lo eterno en “temporal” ya que la naturaleza del hombre reside más bien en eso mismo: la temporalidad. Para percibir lo eterno hay que trascender el tiempo pero si como bien dijo Platón, "El tiempo es el rostro humano de la eternidad” ¿no es esto un círculo un tanto vicioso? Tanto en la vida cotidiana como en las diferentes ramas del saber, manejamos continuamente nociones temporales; antes, después, ahora, ya, simultáneamente, tarde, temprano, ayer, mañana,... El mundo se nos ofrece como una realidad que cambia incesantemente y la percepción del cambio, de la sucesión o de la duración de las cosas nos sugiere la idea del tiempo. Aun sin ser consientes de este mismo y su verdadera naturaleza. Sabemos que ha transcurrido el tiempo lectivo, el tiempo de vacaciones o inclusive el tiempo de la juventud. Es indudable que tenemos experiencia del tiempo y hasta nos atrevemos a calcularlo mediante diversos procedimientos e instrumentos: el curso del sol, la sucesión de los días y las noches, el desplazamiento de las agujas del reloj. Sin embargo, qué es realmente el tiempo es una cuestión difícil y compleja, pues, como decía San Agustín, "si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé".
Ya la filosofía griega, propensa a la reflexión sobre los más variados asuntos, abordó la temática del tiempo. De todos los filósofos griegos es, sin duda, Aristóteles el que nos ha legado la doctrina más sólida sobre el tiempo. La visión aristotélica del tiempo está estrechamente vinculada al movimiento, ya que, en su opinión, el tiempo no es posible sin acontecimientos, sin seres en movimiento. De ahí que conciba el tiempo como el movimiento continuo de las cosas, susceptible de ser medido por el entendimiento. Conceptos como "antes" y "después", sin los cuales no habría ningún tiempo, se hallan incluidos en la sucesión temporal. Esta estrecha vinculación induce a Aristóteles a definir el tiempo en su física con los siguientes términos: " la medida del movimiento respecto a lo anterior y lo posterior". Esta definición nos revela que el tiempo no es el movimiento, pero lo implica de tal suerte que si no tuviéramos conciencia del cambio, no sabríamos que el tiempo transcurre. El tiempo aristotélico es exterior al movimiento, pero supone un mundo que dura sucesivamente y esta duración sucesiva nos permite establecer relaciones de medida entre sus partes según un "antes" y un "después", Así surgirá el tiempo métrico, cuya estimación estará regulada por el movimiento de los astros, como el de rotación o el de traslación, o por el movimiento rítmico de aparatos de desarrollo preciso, como los relojes.Muy distinta es la concepción agustiniana del tiempo. El carácter intimista de su filosofía induce a San Agustín a concebir el tiempo como algo desligado del movimiento y estrechamente vinculado al alma, a la vez que manifiesta su profunda perplejidad ante el tiempo al resaltar la paradoja del presente. Si decimos de algo que es presente, estamos afirmando que ya no será y que pasará al mundo de lo inexistente. El presente propiamente no es, sino que pasa, deja de ser, carece de dimensión y sólo lo podemos caracterizar relacionándolo con el futuro, que todavía no existe, y con el pretérito, que ya ha dejado de ser. El tiempo es un "ahora", que no es, porque el "ahora" no se puede detener, ya que si se pudiera detener no sería tiempo. No hay presente, no hay ya pasado, no hay todavía futuro. Por lo tanto, la medida del tiempo no es el movimiento, no son los seres que cambian; la verdadera medida del tiempo es el alma, el yo, el espíritu. El pasado es aquello que recordamos; el futuro, aquello que esperamos; el presente, aquello a lo que prestamos atención. Pasado, futuro y presente aparecen, pues, como memoria, espera y atención.
Estos célebres y bellos pasajes revelan no sólo una perplejidad a cerca de esa escurridiza realidad llamada tiempo, sino también, y sobre todo, la idea del tiempo como realidad vivida o, mejor dicho, vivible, como algo que se vive, se vivió o se vivirá. El pasado ha sido, pero ya no es; el futuro será, pero aún no es; sólo el presente es, aunque su modo de ser es instantáneo y fugaz, porque muy pronto dejará de ser. Sin embargo, es cierto que el pasado es en tanto que pasado y el futuro es en tanto que futuro. Por lo tanto, parece que los tres tiempos convergen en el momento actual como si sólo existiera el presente, un presente de las cosas pasadas, un presente de las cosas presentes y un presente de las cosas futuras. He aquí lo paradójico del tiempo. Por un lado, lo percibimos como una realidad instantánea, huidiza y fugaz, como algo que se nos escapa y da a nuestra vida un sentido inestable y efímero. De ahí que intentemos aferrarnos al momento presente, como si quisiéramos asir el tiempo, porque somos conscientes de la brevedad de nuestra vida y necesitamos vivirla intensamente, porque el tiempo pasa y mañana, quizás, sea tarde. Pero, por otro lado, experimentamos como un rechazo hacia esa fugacidad del tiempo y tendemos a dilatarlo en el pasado y a proyectarlo en el futuro, instalándonos en una especie de eternidad como si nuestra vida nunca fuera a tener fin.Este sentido paradójico, que comporta la temporalidad, hace que el tiempo constituya una dimensión fundamental de la vida humana, ya que sin él seríamos incapaces de entender nuestra vida, porque somos seres limitados en el tiempo y porque éste va marcando nuestro propio devenir y el de la humanidad. El hombre es un ser histórico, cuya vida se inscribe en el transcurso del mundo. Gracias a esta dimensión temporal, de la que es imposible prescindir, el ser humano intenta entenderse a sí mismo y a los otros en relación con el tiempo de su vida. Esto hace que pertenezcamos a una generación, es decir, a un grupo de personas que comparten un tiempo específico: el tiempo que dura nuestra vida. Y esto hace también que podamos decir que las personas que compartimos una misma edad histórica somos coetáneos, porque somos hijos de nuestro tiempo y recibimos unas costumbres, una cultura y un modo de concebir la realidad dependientes del tiempo que nos ha tocado vivir.En resumidas cuentas. Somos cuestión de tiempo.
Lo esencial es invisible a los ojos.